El mítico grupo de Trash Metal se despide del mundo de la música
Después de casi dos años de gira mundial, Slayer se despide finalmente de los escenarios. Nos dejan uno de los mayores representantes de la escena metal a nivel mundial, que encabezaron el movimiento Thrash Metal de los 80’s junto a otros grupos de renombre como Metallica, Megadeth o Anthrax. Asimismo nos dejan, uno de los grupos más extremo e influyentes de todo el género, que nos trajeron clásicos legendarios tales como Raining Blood, Angel of Death, Seasons in the Abyss, entre otros temas inolvidables. Los inicios de Slayer se remontan hasta 1981, donde presentaron un estilo nunca antes visto que fusionaba el Heavy y Speed Metal tradicional con elementos del Hard Punk, con grandes letras que presentaban fantasía de temática diabólica, los conflictos bélicos y los horrores que conlleva; la psicopatía humana y algo de crítica social.
A partir de ahí sacaron varios trabajos de gran calidad como su opera prima Show no Mercy (1983), el EP Haunting the Chappel (1984) y Hell Awaits (1985), Pese a eso, no fue hasta la salida de su tercer álbum de tercer álbum de estudio en 1986 que alcanzaron su fama mundial. Este disco era Reign in Blood, uno de más brutales y representativos álbumes de toda la historia del género. Después de su obra maestra, no bajaron el listón y continuaron con dos álbumes más, South of Heaven (1988) y Seasons in the Abyss (1990), que junto a R.I.B conforman su trilogía de mejores discos.
Pero llegaron a la década de los 90’s, donde la experimentación y el nacimiento de nuevos géneros descabalgó al Thrash Metal de su auge, algo que se notó considerablemente, y Slayer no sería una excepción. Intentaron dar su visión a el nuevo sonido a través de dos álbumes, con resultados más que decepcionantes. Sacaron Divine Intervention (1994), un álbum de Groove Metal gratamente desaprovechado, y Diabolus in Musica (1998), uno de Nu-Metal que no acabó de resaltar en su propia escena. También sacaron Undisputed Attitude (1996), un disco de covers de Hardore Punk muy olvidable.
Eso cambió radicalmente en el nuevo milenio, donde Slayer decidió volver a sus raíces originales, sin dejar a un lado lo aprendido en los 90’s. Durante esa década nos volvieron a traer tres discos, que aunque no causaron tanto revuelo como los originales, su gran calidad es indiscutible. Al contrario que en sus últimos trabajos, ahora sí consiguieron modernizar su particular sonido eficientemente. Se tratan de God Hates Us All (2001), que es imposible no cantar la frase homónima que da título al disco en su tema Disciple. Christ Illusion (2006), que dejaba momentáneamente a un lado la moderna producción para volver a su esencia pura original. Y por último World Painted Blood (2009), que añadía toques más melódicos a la brutalidad de su música.
Pero en 2013 nos llegó una triste noticia que destrozó a todos los fans: Jeff Hanneman, uno de los fundadores y mentes maestras del grupo, nos dejó. El grupo comunicó la tragedia a través de su cuenta de facebook:
El grupo ya nunca sería lo mismo sin Hanneman, compositor de algunos de los temas más famosos de toda la banda y magistral guitarrista. Tiempo después, Slayer confesó sus intenciones de disolverse, pero no sin antes sacar un último álbum y despedirse de los escenarios a lo grande.
Durante este periodo final, Hanneman fue sustituido por Gary Holt de la banda Exodus, compañeros habituales de Slayer desde sus inicios y que haría honor al difunto. En 2015, Slayer lanzó su álbum de despedida Repentless, que aunque no alcanzaba la muy elevada calidad de sus álbumes anteriores, es un gran album para acabar su carrera musical, además que se hay que tomar en cuenta la falta de Hanneman. Ahora que ya habían terminado su último trabajo, solo les faltaba una última cosa.
Slayer empezó a hacer una serie de giras por todo el mundo, acompañados de otros artistas de renombre que marcaron el género. Y llegamos a la actualidad, donde el pasado 30 de noviembre, Slayer realizó su último concierto en The Forum de Inglewood en Los Angeles, la ciudad que vio nacer al grupo.
Todo lo bueno tiene su final, y ha llegado la hora de dejar descansar a los monstruos. ¿Volveran algun dia? Nunca se sabe, pero no hace falta. Slayer ha influenciado a toda una generación de artistas del género, ha revolucionado la historia del Metal y su impacto perdurará por la eternidad.