Godzilla: un repaso por los primeros años de la mítica franquicia

Godzilla: un repaso por los primeros años de la mítica franquicia

Crítica del experto. Parte I

Nos encontramos en los 50. El mundo está devastado por las consecuencias, sobre todo morales, que supuso la segunda guerra mundial. La nueva tecnología militar en los campos de las armas atómicas provoca divisiones entre la población y sus estados, aún perplejos por las efectivamente letales bombas nucleares que pudieron presenciar años atrás. Aun así, la tecnología también permitió que durante la década de los 40 se popularizaran nuevas formas de expresión artísticas como el cine, que permitieron describir tales horrores de la guerra en fotogramas. Una de estas cintas fue Godzilla (1954), una epopeya del horror nuclear que sufrió Japón, explicada a través del género fantástico. 

Fotograma de Godzilla (1954)

Para hablar de esta cinta veo interesante remontarnos un año antes, donde el director Eugène Lourié estrena la película The Beast From 20,000 Fathoms (1953). En esta, se puede presenciar como las explosiones de las bombas atómicas despiertan a un dinosaurio que se encontraba hibernando en las profundidades de los polos árticos, el cual se pasa la película aterrorizando las grandes ciudades estadounidenses. La cinta fue bien recibida, en gran parte gracias a sus maravillosos efectos stop-motion por el maestro Ray Harryhausen; pero no sería comparable a la cinta que un año después inspiraría al novel director Ishiro Honda en la otra parte del océano. Una película de repercusión mundial y que sentaría las bases de un icono de la cultura popular. 

Fotograma de la gran escena del faro en The Beast From 20,000 Fathoms (1953), nos recuerda las raíces lovecraftianas de este tipo de películas.

Honda transportó la idea a la situación japonesa, calcando en la mentalidad de una cultura que acababa de sufrir las consecuencias de una catástrofe nuclear. Godzilla daba más énfasis a la crítica social, sin dejar a un lado los formidables efectos especiales que caracterizaban el cine fantástico de la época, creando una estupenda combinación entre el drama de la guerra y la gloriosa, en cierto modo, destrucción. Honda supo transmitir el temor que sentía su cultura, mostrando un crudo montaje mientras planteaban diversas reflexiones en torno a la población y la ciencia utilizada en fines bélicos. 

Godzilla (1954)

Hay dos cosas que veo claves para entender la película: el primer encuentro con el monstruo y el personaje del doctor Serizawa. En el inicio, se puede ver como parte de la población rural entiende al monstruo como un dios mitológico, como nos plantean desde una visión nietzscheana que la población ve la catástrofe desde la espiritualidad y no desde la cruel ignorancia del hombre.

Lo segundo en tener en cuenta y más importante es el personaje del doctor Serizawa. Serizawa es un científico que en su búsqueda por el conocimiento, consigue idear una arma que sería mortal, sobrepasando la eficacia de la bomba de hidrógeno. Serizawa es consciente de lo que podría suponer una arma así, que si cayera en malas manos podría suponer la muerte de millones de personas. Al final, quema toda huella escrita de su invento y se sacrifica usándolo con intención de acabar con el monstruo. Este es un dilema perfecto propio del remordimiento de Robert Oppenheimer.  

Fotograma de Serizawa en la escena final de Godzilla (1954)

Dejando a un lado todo lo que supuso de forma simbólica, se trata de una película magnifica. La primera vez que la vi me impresioné al ver los realistas efectos que consiguieron para ser de los años 50, como usan otros métodos a parte del stop-motion que habíamos visto en otras producciones y como camuflan sus defectos con el uso de las sombras. Escenas bien ejecutadas; conceptos que marcarían un antes y después en el cine fantástico; una gran banda sonora a ritmo de tambor militar del genio Akira Ifubuke… Una gran y oscura película. ¿Quién hubiera dicho que sería el inicio que desencadenaría en una franquicia, de más de 60 películas que iría tomando caminos muy diferentes?

Fotograma de Godzilla (1954)

Ante el contundente éxito de la película, Toho ordenó al director Ishiro Honda realizar una segunda parte de la cinta. Solo un año más tarde tendríamos Godzilla Raids Again (1955), secuela directa de la primera. Raids Again continuaba con la temática bélica de su predecesora; el drama aún seguía, pero en cierta medida muy reducida y dejó de ser el punto central.

La realización de los efectos especiales mejoraba, pero eso es normal teniendo en cuenta un mayor presupuesto y la progresión de estos a cada año que pasaba. A rasgos generales, es una película bastante inferior, pero es importante destacarla, ya que introduciría un concepto clave en la historia del personaje: Las batallas de Kaijus. ¿Qué pasaría si hiciéramos que dos o más de estos imponentes colosos lucharan entre si en medio de la destrucción que estaban causando? Era un concepto brutalmente atractivo que ya se había tocado en otras cintas del género, pero no como eje central de la trama. Sería una lástima que lo desperdiciaran, y no lo hicieron. 

Fotograma de la batalla entre Godzilla y Anguirus en Godzilla Raids Again (1955) .

Igualmente, la decepción de Raids Again en taquilla no sentó bien a Toho, los cuales abandonaron la saga hasta 1962. Durante ese periodo de letargo del lagarto, Toho aprovechó para producir otros títulos Kaiju de la mano de Honda, destacando títulos como Rodan (1956) o Mothra (1961), películas bastante decentes que luego pasarían a formar parte del universo Godzilla.

Pósters japoneses de Rodan (1956) y Mothra (1961), primeras películas de dos de los kaijus mas famosos del universo Godzilla.

La saga Godzilla continúa a principios de los 60. Toho compra los derechos de King Kong, personaje de la pionera película fantástica del 33, que también supuso una de las primeras apariciones de grandes seres en la gigantesca pantalla. Esta licencia les facilitaría dos producciones: la primera es King Kong Escapes (1967), que mostraría la fetichista idea de los Mecha-Kaijus y presentaría otro personaje secundario (algo insignificante) dentro de las siguientes entregas del lagarto. La segunda es Godzilla vs. King Kong (1962), de la que os voy a hablar ahora, y se coronaría como la entrega con más recaudación dentro de esta etapa de la franquicia, dejando suficiente presupuesto para seguir haciendo más películas del personaje.

King Kong Escapes (1967)

No es de extrañar el éxito de King Kong vs. Godzilla, un crossover entre dos de las figuras más simbólicas del género. Se podría decir que fue una especie de “blockbuster” dentro del presupuesto estándar de la época.

Pasando a hablar de su relación con la saga, en este punto ya empieza a desprender mucha seriedad…porque se le cae a pedazos. Las películas a partir de aquí están enfocadas más en una mezcla entre cine bélico y de aventuras, centrándose en ocasiones más en los efectos especiales que en la propia trama, que por cierto, abandona su drama excepto en ocasiones puntuales.

También es la primera entrega de la saga en contener momentos tipo “¿Qué estoy viendo? ¿Por qué los monstruos se ponen a bailar, lanzar piedras y causar explosiones totalmente sobrantes?”.  En un principio, el color no ayuda a la película, ya no pueden disimular como lo hacía el blanco y negro. Igualmente, en entregas posteriores, poco a poco irán mejorando las maquetas y los trajes hasta conseguir un resultado bastante decente.

No ha envejecido del todo bien, pero yo la disfruté como una buena cinta de aventuras que es. Por último, mencionar que la productora Legendary Entertainment está haciendo un remake dentro de su nuevo universo americano de Godzilla, que se estrenará a finales de este año a no ser que se atrase por las circunstancias. 

Metraje de la batalla final en King Kong vs. Godzilla (1962)

En 1964 nos traen Godzilla vs. Mothra, el crossover con la polilla gigante de la notable película del 61. Es la primera película de la saga en mostrar un kaiju que lucha a favor de la humanidad, carácter que se trasplantaría a Godzilla entre otros monstruos en las siguientes películas de esta etapa. Nos presentan una cinta más cuidada que las anteriores entregas, con un maquetado visual más sobresaliente, acompañado de tramas y personajes más atractivos. Cierto aire de misticismo y fantasía de Mothra se transportan eficientemente a la película, y con ello, un aire que no se desprendería de la saga, todo mientras acompaña a la ciencia ficción

Fotograma de Godzilla vs. Mothra (1964)

A partir de aquí se puede notar como estrenan una película prácticamente cada año. Esto era (y sigue siendo) normal entre ciertas productoras al intentar explotar al máximo una saga millonaria, incluso manteniendo varios rodajes a la vez. Este tipo de continuidad no acababa de funcionar en aquellos tiempos: se puede notar cómo, independientemente de la calidad de algunas películas, las recaudaciones bajaron drásticamente.

Fotograma de Ghidorah, el dragón de tres cabezas (1964)

Tan solo meses después del estreno de  Godzilla vs. Mothra, “Ghidorah, el dragón de tres cabezas” (1964) visita las salas de cine. No es la mejor película, pero fue también importante en definir el indomable e inquieto ambiente japonés que muchas películas optarían por ser durante esta etapa.

Añaden otro kaiju más de las películas clásicas de la productora: esta vez le toca el turno a Rodan, el pteranodón gigante de la película del 56. Entonces tenemos a Godzilla, Mothra y Rodan, y los ponemos a combatir contra King Ghidorah, un dragón gigante dorado cósmico de tres cabezas que dispara rayos por sus bocas. King Ghidorah se coronaría (nunca mejor dicho) como antagonista principal en muchas películas del lagarto.

La trama es un auténtico disparate, empiezan a mezclar géneros sin seguir ninguna coherencia y hay momentos realmente absurdos… Honestamente, me encanta. En esta película descubrí otra de las fetichistas aficiones asiáticas: Combates Kaiju basados en jugar al tenis con piedras gigantes.

Fotograma de Invasion of Astro-monster (1965)

En 1965 llega Invasion of Astro-monster, adoptando una ciencia ficción más tradicional bañada de pop art. Los Kaijus pierden su protagonismo durante la mayor parte de la película para dar paso a una trama más interesante y que se toma más en serio a ella misma, sin dejar su lado despreocupado y proporcionándonos algo de aire fresco.

La trama esta vez gira entorno a las invasiones alienígenas, concepto que será (muy) explotado en infinidad de películas de la saga. Sería un muy buen filme si no se sobrepasaran un poco en eso de quitarles tiempo en pantalla a los monstruos; pero por lo demás es una gran cinta. Para acabar, mencionar el hecho de que Godzilla baila por alguna razón en una escena… ¡Su coreografía es perfecta!

Metraje del baile de Godzilla en Invasion of Astro-monster (1965)

Al año siguiente, Ishiro Honda abandonará temporalmente su papel de director en la saga y este pasará a ser de Jun Fukuda, que traería obras amadas y odiadas por los fans a partes iguales. Su primera contribución a la saga fue Godzilla vs The Sea Monster (1966), un divertido filme de aventuras con un sobresaliente ritmo. Las películas de Jun Fukuda en la saga seguirán la misma dinámica, la de cintas de aventura con cierto aire infantil japonés, enfocándose en el ritmo y los efectos especiales que a menudo serán criticadas por ello. 

Siguiendo los mismo pasos, Jun Fukuda da a luz al Hijo de Godzilla (1967), inspirándose en cierta forma a esa segunda parte de King Kong de 1933 llamada El hijo de Kong. Me parece rara esta moda hollywoodiense de crear versiones aniñadas de personajes; pero, no os lo voy a negar, me parecen un filme igual de interesante que el anterior de Fukuda.

Puede que sea algo infantil, pero la trama para ser de un film de aventuras de este tipo es bastante original; el ritmo vuelve a sobresalir, los combates son muy divertidos. Todo es un lugar placentero en el que regocijarse, independientemente de su carácter. Por cierto, ¿habéis visto a Minilla? ¡Me encanta! Puede que sea algo deforme, pero eso forma parte de su encanto. Es adorable. Minilla es un ser de luz que se debe defender a capa y espada.

Metraje de Minilla en Son of Godzilla (1967)

Ishiro Honda regresa en 1968 con Destroy All Monsters. DAM. Es todo lo que le puedes pedir a una película de Kaijus: una revisión de la trama de Astro-monster (1965) llevada al límite y mejorada. DAM es un gran crossover, uniendo en una misma escena muchos de los monstruos de las películas de Toho. Los kaijus ya no carecen de protagonismo, y aun así, las subtramas y personajes que la envuelven resultan muy interesantes. Ishiro Honda sabe combinar adecuadamente los géneros de todas las entregas posteriores, consiguiendo una cinta satisfactoria de principio a fin. Destroy All Monsters se convierte en una de las favoritas entre los fanáticos de la saga. Por último, adjunto el tema principal de la película, la banda sonora vuelve a ser destacable. 

Destroy All Monsters (1968)

Ahora nos encontramos en 1969. Ishiro Honda se da cuenta del éxito que está teniendo su franquicia entre los más jóvenes y estrena All Monsters Attack. Es evidente que la cinta está dirigida a un público muy joven, con un mensaje que no acaba de convencer, pero ese no es su principal problema. Literalmente la mitad de la cinta son escenas recicladas de anteriores películas, escenas que ni siquiera cuajan con el contexto de esta. La trama es algo aburrida, ni siquiera se puede considerar canon, ya que los hechos transcurren en la imaginación del niño protagonista. Lo único rescatable es Minilla, pero sigue sin justificar la existencia de esta cinta más que olvidable. Todos están de acuerdo en que este es el peor filme que ha parido el personaje.

Fotograma de All Monsters Attack (1969)

Llegamos a los 70, época dorada para la ciencia ficción. El director japonés Yoshimitsu Banno comienza su carrera cinematográfica con su única aportación a la saga, trayéndonos una de las mejores películas de toda la era Showa y personalmente una de mis favoritas. Godzilla vs. Hedorah (1971) sabe tocar la oscuridad y esencia de la original, respetando la épica cinematográfica que representaban todas la demás. Al igual que Godzilla, es una interpretación de la catástrofe nuclear, donde nos presentan a un monstruo con un claro mensaje ecologista, adelantado para su tiempo. La dirección de Yoshimitsu Banno es variada y elocuente, con un buen montaje de tintes psicodélicos, proporcionando una gran atmósfera a la película.

Fotograma de Godzilla vs. Hedorah (1971)

La película funciona mejor como secuela de Godzilla que la fatídica Raids Again (1955). ¿Elementos negativos? Hay escenas que desentonan bastante dentro de la obra, como ese “truquillo” de Godzilla por el final de la cinta.

Metraje de Godzilla vs. Hedorah (1971)

Jun Fukuda vuelve a la saga, un poco “desmejorado”, dirigiendo Godzilla vs. Gigan (1972). Después del prolífero cambio que nos brindó Hedorah, lo desechan y nos traen más de lo mismo. Pues la película va de otra invasión extraterrestre, esta vez capitaneada por ¿cucarachas?

Todo lo demás no tiene mucho sentido en la trama, hay escenas que realmente parecen sacadas de una película de comedia: los protagonistas se salvan en varias ocasiones porque por alguna razón la madre de nuestro héroe sabe karate, sin introducir antes sus habilidades ni nada. Hay alguna que otra escena reciclada, pero lo peor es que consiguen repetir 6 veces una misma secuencia en una escena sin que les caiga la cara de vergüenza. El diseño del nuevo Kaiju, Gigan, es gratamente feo; por más cuchillas que le pongan no va a molar más. Los combates no se ponen interesantes hasta el final, aunque tampoco están nada mal. En general, deja mucho que desear.

Fotograma de uno de los escenarios. Godzilla vs. Gigan (1972)

Jun fukuda sigue y dirige Godzilla vs. Megalon (1973), que llegó a España como “Gorgo y Superman se citan en Tokio“. Gorgo fue una película de plagio europea de Godzilla en los 60, mientras que Superman no pinta nada aquí. La trama involucra otra invasión, esta vez esta vez de una civilización bajo el mar en la que no profundizan en ningún momento, e igualmente parece que a nadie le importa.

Nos encontramos ante una película infantilona, esto se puedo notar hasta en los diseños, inspirados en gran medida por las series Tokusatsu de la época, como se puede ver en personajes como Jet Jaguar, otra especie de copia de Ultraman. El reciclaje de escenas persiste, moderadamente. Un punto a favor es que se nota que los escenarios están mejor utilizados en las escenas Kaijus, pero siguen sin compensar. Nos encontramos ante otra decepción; un poco más divertida, pero igual de decepcionante.

Sí, esta escena existe. Godzilla vs. Megalon (1973)

Jun Fukuda termina su carrera dentro de la saga con su, considerada por muchos, mejor película dentro de ella, presentándonos por primera vez al aclamado MechaGodzilla en Godzilla vs. MechaGodzilla (1974). La trama trata nuevamente una nueva invasión extraterrestre, esta vez mucho mejor llevada que la anterior.

Fukuda selecciona elementos bélicos de ciencia ficción del cine de Honda y los transporta a su ritmo aventurero. La trama no aporta nada realmente nuevo, pero no resulta nada aburrida y tampoco se trata del plato fuerte de la película, porque el encanto maníaco del Mecha vuelve a brindar luz a los combates, volviéndolos tremendamente divertidos a la par que épicos. Todos estos elementos crean otra entrega decente en la saga.

Metraje de Mechagodzilla en su máxima potencia. Godzilla vs. MechaGodzilla (1974)

En 1975, vuelve Ishiro Honda para dirigir otra invasión extraterrestre. Terror of Mechagodzilla (1975) resultó ser mucho mejor de lo que me esperaba. Nos presentan una narrativa más interesante, cruda y hasta dramática por momentos, sin perder en ningún momento ni ese agradable ritmo ni esos grandes combates. Los personajes están mucho más desarrollados en todos los sentidos, mostrando comportamiento más humanos.

La subtrama de Katsura, la hija del doctor que ayuda a los antagonistas, es una original evolución de la ciencia ficción con un final trágico casi comparable al de Serisawa en la primera cinta. Las escenas Kaijus no se quedan atrás, la tensión de estas es comparable a su placentera ejecución.

Esta película fue un paso a seguir para la siguientes entregas del personaje, una invención necesaria dentro de la saga. Y con otra de sus mejores cintas se termina la primera etapa de este simbólico monstruo que es Godzilla. Además, esta fue la última película de la carrera de Ishiro Honda, a partir de este momento, el creador del lagarto no volvió a dirigir más cine. Una verdadera pena, pero dejó un legado cinéfilo que a día de hoy sigue perdurando activamente.

Y aquí acaba la etapa Showa de la franquicia (1954-1975), que por lo que he leído, fue fruto de las bajas recaudaciones. Esto es lo que tiene el cine de explotación: basar las obras en el beneficio económico solo causará decadencia y cansancio por parte del público, independientemente de la calidad de las producciones.

Me sigue pareciendo muy curioso como los japoneses pueden transformar una alegoría al genocidio nuclear que sufrió su país en un despreocupado antihéroe que lucha contra gigantes, en tramas que involucran fantasía y ciencia ficción. Para ser el inicio de una franquicia tan longeva, está etapa no está nada mal. Supone el inicio de uno de los seres más simbólicos del cine fantástico y nos brinda alguna que otra película realmente satisfactoria dentro de los estándares. Después de todo, se trata del origen de uno de los iconos más importantes de la cultura popular cinematográfica: el nacimiento del lagarto.

Ishiro Honda y su creación.

En el siguiente artículo tocaré la segunda etapa de la saga: la era Heisei, que va de 1984 hasta 1995. Heisei planteará un universo más oscuro y serio, sin dejar a un lado mucho de lo que hemos visto hasta ahora. ¡Os espero!

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